¿Por qué tienen mayor deseo los hombres?
Base hormonal
Son numerosos y variados los estudios que se han realizado con animales, para medir la influencia de la testosterona (hormona sexual masculina) en el deseo sexual. Y si bien es cierto que se ha demostrado la relación entre el nivel de testosterona en sangre y el deseo sexual (N. Morris, EEUU), también lo es que esto no significa que el hombre tenga que tener, debido a la mayor cantidad de testosterona que posee, un mayor deseo sexual. El médico y psiquiatra John Bancroft, publicó un interesante artículo (El deseo sexual) en el que concluye que la testosterona tiene influencia en el deseo sexual, tanto en hombres como en mujeres, pero no de una manera exponencial (a más testosterona, más deseo), sino que llegados a la cantidad normal en hombres y en mujeres (distintas por supuesto), más hormona sexual masculina no provoca más deseo.
Sin embargo, no faltan los estudios que concluyen que es la mayor cantidad de testosterona en el hombre la que provoca mayor deseo.
Finalmente, como indica John Bancroft, en su artículo, todos los estudios que intentan relacionar hormonas-sexualidad, chocan con la dificultad de mediciones efectivas y cabe pensar que, en realidad, la actividad sexual en su conjunto dependa más de factores psicológicos.
Factores de aprendizaje
Según estas teorías, el motivo por el cual un hombre tendría mayor deseo sexual que una mujer obedece a razones de tipo educacional, es decir, el deseo sexual se aprende o más bien se entrena.
La explicación es la siguiente, el placer sexual, como intenso placer que es, activa los mismos núcleos cerebrales que se activan ante el placer de consumir cualquier droga (mesencéfalo, núcleo acumbens). Según esto, el deseo sexual y el de volver a consumir la sustancia funcionan de maneras similares. Alguien que lleva un consumo habitual (de sexo o de sustancia), si deja de tener ese placer, empieza a notar el deseo de obtenerlo, se imagina la situación (fantasías), sueña con ello e intenta buscar la manera de obtener el placer. Si esa persona no consume la sustancia, o no realiza actividades sexuales durante un tiempo, acaba por ir apagando poco a poco el deseo de sustancia/sexo. De igual forma, si la persona consume habitualmente la sustancia/sexo, no existe ningún motivo para que el deseo disminuya.
Si compartimos esta idea, entenderemos fácilmente la lógica de los datos obtenidos por un estudio sobre masturbación, masculina y femenina, en el que se concluyó, que los adolescentes se masturbaban, una media de una vez al día, mientras que las adolescentes lo hacían entre 1 y 2 veces a la semana.
Lo curioso del estudio es que esta diferencia cuantitativa entre hombres y mujeres desaparecía al comparar a grupos de hombres y mujeres solteros, que habían pasado anteriormente por una relación de pareja, sexualmente satisfactoria.
Si tenemos en cuenta, lo que ha sido la educación sexual hasta ahora, reconoceremos que la educación sexual que recibe una niña es muy diferente a la que recibe un niño. Los mensajes represivos y anti-sexuales se encuentran sobre todo en la educación femenina. A los chicos se les permite y hasta deben alardear entre los amigos de actos como la masturbación. Esto es bien distinto entre las chicas, confesar entre el grupo de iguales, que una se masturbaba, no era una práctica habitual. El sexo como manera de complacer al hombre. Preservar la virginidad a toda costa, etc. Podrían ser algunos de los mensajes que habrán soportado las adolescentes.
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