El primer paso para combatir la impotencia – o disfunción eréctil – es conocer sus causas, única manera de encontrar el tratamiento adecuado. Entonces, comience por aquí...
La disfunción eréctil, -también conocida como impotencia-, las fallas en el orgasmo, los problemas de esperma, -tanto en cantidad, como en velocidad y/o producción-, y la eyaculación precoz, son los principales problemas sexuales que pueden tener los hombres.
La disfunción eréctil o impotencia (DE), tiene que ver con las fallas para generar o mantener una erección, entre veinte y cincuenta por ciento de las veces durante un período de seis meses. Aproximadamente uno de cada tres hombres que sufren impotencia, la sufren de manera crónica.
Si bien alguna vez se pensó que este problema era un problema exclusivamente psicológico, hoy se sabe que la impotencia puede tener causas físicas, y de hecho los científicos han descubierto que entre un 80 y un 90 por ciento de los casos de impotencia, corresponden de hecho a cuestiones orgánicas o naturales, es decir que son debidos a problemas físicos. Los mismos pueden ser circulatorios, neurológicos, y hormonales, además de las causas psicológicas.
¿Cómo se produce una erección?
Una erección se logra cuándo la sangre llena los cuerpos esponjosos del pene. Sin embargo, la erección no es simplemente una cuestión de sangre llegando debidamente a su área, sino que también es necesario que la sangre que entra supere a la que sale. Este es un “trabajo oculto” del cerebro, que envía mensajes a la zona por vía del nervio pélvico.
Cuándo el pene se encuentra fláccido, es porque el flujo de sangre a este órgano está restringido por las fibras musculares que se encuentran en los espacios de los cuerpos esponjosos.
El óxido nítrico (ON) de los nervios del área, inicia el proceso que causa la relajación de esos músculos, lo que aumenta el flujo de sangre a los espacios sinusoidales del pene. De hecho, este es el nivel de acción del popular Viagra.
Debido a la secuencia de eventos en los nervios y el aparato circulatorio que provocan una erección, la liberación de ON es crucial para la primera etapa de erección. El mismo es liberado tanto por los nervios que inervan la zona como por las células que recubren los espacios sinusoidales del pene.
La acetilcolina de los nervios parasimpáticos activos durante el estímulo sexual, es la responsable de hacer que esas células liberen ON. Cualquier daño de estas células, (como por ejemplo resultado de condiciones tales como diabetes o exceso en el consumo de tabaco) podrían afectar la función eréctil.
Otras sustancias también intervienen en el proceso. La prostaglandina PGE-1, es también en parte responsable de relajar los músculos del pene; dentro de las células musculares, es el AMP (adenosina monofosfato) cíclico el responsable último de la relajación. La PGE-1 desencadena la acción de una enzima que convierte una sustancia, la adenosina trifosfato o ATP en AMP cíclico, un proceso muy conocido en la nutrición deportiva para producir la energía.
Pero estos procesos y sustancias químicas no sólo son importantes para hacer fluir sangre hacia el pene, sino que también son los responsables de restringir la salida de esa sangre del pene.
Sucede que los espacios sinusoidales oprimen, durante la erección, a las venas que llevan la sangre fuera del pene, con lo cual se logra mantener la erección. Algunos hombres sufren una fuga venosa congénita, y su sistema de drenaje venoso no puede cerrar el flujo de sangre desde el pene. Según los especialistas, este escape venoso es un problema vascular muy común, especialmente en los hombres más jóvenes.
Los expertos coinciden en señalar que la testosterona es necesaria para el deseo o libido, pero que raramente afecta la función eréctil. De hecho, los científicos notaron que menos del 5 por ciento de todos casos de disfunción eréctil están causados por un desequilibrio de testosterona, prolactina (una hormona producida en la hipófisis), gonadotrofinas y/o estrógenos.
La influencia del factor psicológico
Por cierto que uno de los elementos más predominante en los problemas de erección, es el factor psicológico. Si bien es cierto, como señalamos anteriormente, que no es el único ni exclusivo, de hecho casi siempre se puede encontrar un aspecto psicológico en la impotencia, al margen (y en general coexistiendo) de la gran cantidad de causas físicas que la provocan.
La ansiedad, la depresión, el estrés, la fatiga, la culpa y el descontento con la relación de pareja actual, son las causas más comunes que producen la impotencia. Sucede que en situaciones de ansiedad o estrés, el cuerpo libera grandes cantidades de adrenalina, lo cual puede limitar el flujo de sangre necesario para la erección.
Según los expertos, este aumento en la adrenalina puede ser habitualmente conectado con situaciones sexuales. Por su parte, otras condiciones, como por ejemplo el estrés y la fatiga, pueden también problemas en los sistemas circulatorio y nervioso, los dos sistemas más importantes para la función eréctil.
La depresión, en sí misma, tiene un rol más complejo como factor causa-efecto en la disfunción eréctil. Sucede que los hombres con DE a menudo desarrollan una depresión como resultado de su "fracaso" sexual, mientras que a su vez, muchos hombres que están deprimidos pierden, eventualmente, la habilidad de desarrollar erecciones adecuadas.
Por esto mismo, suele ser difícil determinar qué fue primero, si el huevo o la gallina. No obstante, las investigaciones han demostrado que un alto porcentaje de los hombres que sufren depresión, son también impotentes.
Pero hay además otra cuestión que complica el estudio de la impotencia en la depresión (o ansiedad). Ocurre que las personas que sufren de esta enfermedad, suelen consumir a menudo cierto tipo de medicinas psiquiátricas, incluyendo las alternativas naturales, que actúan negativamente sobre el deseo sexual, provocando una pérdida del mismo, o bien una incapacidad para producir erecciones significativas.
Hoy en día, la depresión se trata habitualmente con un grupo de fármacos llamados IRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina). Estos medicamentos, podrían ayudas o jugar en contra, dependiendo de si la disfunción sexual estaba presente antes de comenzar el tratamiento, o si surgió después.
Lo clave aquí, es saber que, igualmente, tratar la depresión es fundamental para restaurar la función eréctil. En este caso, algunos productos naturales que tratan la depresión podrían ser también muy beneficios para tratar la DE, ya que al mejorar el trastorno de base (la depresión y la ansiedad), muy posiblemente también se mejoren (en los hombres que lo sufran) sus consecuencias en la esfera sexual: disminución del deseo, impotencia e incapacidad para alcanzar el orgasmo.
La disfunción eréctil o impotencia (DE), tiene que ver con las fallas para generar o mantener una erección, entre veinte y cincuenta por ciento de las veces durante un período de seis meses. Aproximadamente uno de cada tres hombres que sufren impotencia, la sufren de manera crónica.
Si bien alguna vez se pensó que este problema era un problema exclusivamente psicológico, hoy se sabe que la impotencia puede tener causas físicas, y de hecho los científicos han descubierto que entre un 80 y un 90 por ciento de los casos de impotencia, corresponden de hecho a cuestiones orgánicas o naturales, es decir que son debidos a problemas físicos. Los mismos pueden ser circulatorios, neurológicos, y hormonales, además de las causas psicológicas.
¿Cómo se produce una erección?
Una erección se logra cuándo la sangre llena los cuerpos esponjosos del pene. Sin embargo, la erección no es simplemente una cuestión de sangre llegando debidamente a su área, sino que también es necesario que la sangre que entra supere a la que sale. Este es un “trabajo oculto” del cerebro, que envía mensajes a la zona por vía del nervio pélvico.
Cuándo el pene se encuentra fláccido, es porque el flujo de sangre a este órgano está restringido por las fibras musculares que se encuentran en los espacios de los cuerpos esponjosos.
El óxido nítrico (ON) de los nervios del área, inicia el proceso que causa la relajación de esos músculos, lo que aumenta el flujo de sangre a los espacios sinusoidales del pene. De hecho, este es el nivel de acción del popular Viagra.
Debido a la secuencia de eventos en los nervios y el aparato circulatorio que provocan una erección, la liberación de ON es crucial para la primera etapa de erección. El mismo es liberado tanto por los nervios que inervan la zona como por las células que recubren los espacios sinusoidales del pene.
La acetilcolina de los nervios parasimpáticos activos durante el estímulo sexual, es la responsable de hacer que esas células liberen ON. Cualquier daño de estas células, (como por ejemplo resultado de condiciones tales como diabetes o exceso en el consumo de tabaco) podrían afectar la función eréctil.
Otras sustancias también intervienen en el proceso. La prostaglandina PGE-1, es también en parte responsable de relajar los músculos del pene; dentro de las células musculares, es el AMP (adenosina monofosfato) cíclico el responsable último de la relajación. La PGE-1 desencadena la acción de una enzima que convierte una sustancia, la adenosina trifosfato o ATP en AMP cíclico, un proceso muy conocido en la nutrición deportiva para producir la energía.
Pero estos procesos y sustancias químicas no sólo son importantes para hacer fluir sangre hacia el pene, sino que también son los responsables de restringir la salida de esa sangre del pene.
Sucede que los espacios sinusoidales oprimen, durante la erección, a las venas que llevan la sangre fuera del pene, con lo cual se logra mantener la erección. Algunos hombres sufren una fuga venosa congénita, y su sistema de drenaje venoso no puede cerrar el flujo de sangre desde el pene. Según los especialistas, este escape venoso es un problema vascular muy común, especialmente en los hombres más jóvenes.
Los expertos coinciden en señalar que la testosterona es necesaria para el deseo o libido, pero que raramente afecta la función eréctil. De hecho, los científicos notaron que menos del 5 por ciento de todos casos de disfunción eréctil están causados por un desequilibrio de testosterona, prolactina (una hormona producida en la hipófisis), gonadotrofinas y/o estrógenos.
La influencia del factor psicológico
Por cierto que uno de los elementos más predominante en los problemas de erección, es el factor psicológico. Si bien es cierto, como señalamos anteriormente, que no es el único ni exclusivo, de hecho casi siempre se puede encontrar un aspecto psicológico en la impotencia, al margen (y en general coexistiendo) de la gran cantidad de causas físicas que la provocan.
La ansiedad, la depresión, el estrés, la fatiga, la culpa y el descontento con la relación de pareja actual, son las causas más comunes que producen la impotencia. Sucede que en situaciones de ansiedad o estrés, el cuerpo libera grandes cantidades de adrenalina, lo cual puede limitar el flujo de sangre necesario para la erección.
Según los expertos, este aumento en la adrenalina puede ser habitualmente conectado con situaciones sexuales. Por su parte, otras condiciones, como por ejemplo el estrés y la fatiga, pueden también problemas en los sistemas circulatorio y nervioso, los dos sistemas más importantes para la función eréctil.
La depresión, en sí misma, tiene un rol más complejo como factor causa-efecto en la disfunción eréctil. Sucede que los hombres con DE a menudo desarrollan una depresión como resultado de su "fracaso" sexual, mientras que a su vez, muchos hombres que están deprimidos pierden, eventualmente, la habilidad de desarrollar erecciones adecuadas.
Por esto mismo, suele ser difícil determinar qué fue primero, si el huevo o la gallina. No obstante, las investigaciones han demostrado que un alto porcentaje de los hombres que sufren depresión, son también impotentes.
Pero hay además otra cuestión que complica el estudio de la impotencia en la depresión (o ansiedad). Ocurre que las personas que sufren de esta enfermedad, suelen consumir a menudo cierto tipo de medicinas psiquiátricas, incluyendo las alternativas naturales, que actúan negativamente sobre el deseo sexual, provocando una pérdida del mismo, o bien una incapacidad para producir erecciones significativas.
Hoy en día, la depresión se trata habitualmente con un grupo de fármacos llamados IRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina). Estos medicamentos, podrían ayudas o jugar en contra, dependiendo de si la disfunción sexual estaba presente antes de comenzar el tratamiento, o si surgió después.
Lo clave aquí, es saber que, igualmente, tratar la depresión es fundamental para restaurar la función eréctil. En este caso, algunos productos naturales que tratan la depresión podrían ser también muy beneficios para tratar la DE, ya que al mejorar el trastorno de base (la depresión y la ansiedad), muy posiblemente también se mejoren (en los hombres que lo sufran) sus consecuencias en la esfera sexual: disminución del deseo, impotencia e incapacidad para alcanzar el orgasmo.
Recuerda que tú eres un hombre bello y saludable... Díle adiós a la disfunción eréctil!
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