martes, 18 de noviembre de 2008

Controla tus impulsos masculinos!


Muchas personas necesitan poner en práctica un ritual (ya sea comprar impulsivamente, beber o decir mentiras) que evite o reduzca la ansiedad que le provoca una obsesión, a menudo oculta en el subconsciente.
Impulso 1: Mentir
La mayoría de las personas que mienten lo hacen para parecer más simpáticos y competentes, según un estudio de la Universidad de Massachussets (EE.UU.). El mismo estudio también reveló que, en el transcurso de una conversación de 10 minutos, el 60% de las personas mienten al menos una vez. “Todo el mundo quiere venderse bien: en las entrevistas de trabajo, ante una posible conquista, etc. Pero, ojo, porque una vez que entras en este juego de ser valorado por lo que muestras y no por lo que eres, es fácil que acabes confundiendo realidad con ficción”, advierte Patricia Ramírez, psicóloga clínica de Granada.
Toma el controlRecapacita: estás sustituyendo valores sólidos como la sinceridad y el esfuerzo de superación personal por una imagen falsa de ti mismo. Además, ten por seguro que las personas a las que les sueltas las trolas terminarán por descubrirte y acabarán alejándose de ti por sentirse traicionados. Si no quieres acabar más solo que la una, esfuérzate por encontrar el motivo de tu conducta (¿baja autoestima, falta de habilidades sociales?) y pide ayuda a un especialista.
Impulso 2: comprar
“Como todas las adicciones, la afición desmesurada por ir de compras tiene su origen en la necesidad de rellenar algún vacío emocional. En este caso concreto, lo normal es que la persona comience a comprar ropa, joyas o accesorios para verse mejor a sí mismo. Una vez satisfecha esta ?necesidad?, el cerebro libera endorfinas (las llamadas ?hormonas del placer?), lo que contribuye a caer en la adicción”, expone Zoraida Rodríguez, psicóloga clínica andaluza.

Toma el controlSi tu afición a comprar ya está alterando tu vida personal (causa discusiones con tu pareja, problemas económicos, etc.), acude a terapia cuanto antes. Te ayudará a descubrir cuál es ese vacío que te genera la ansiedad y te ayudará a buscar una estrategia alternativa para superarlo.
Impulso 3: enfadarse
“La mayoría de los ataques de iran vienen dados por un error de percepción. Las personas que los sufren suelen pensar que la vida es injusta con ellas, consideran que tienen derecho a tener ciertas cosas o a que los acontecimientos deberían suceder como desean. Cuando alguna de estas situaciones no se da, estalla la ira”, indica Ramírez.
Toma el control“Para combatir los ataques, hay que ayudar a la persona a descubrir sus errores de percepción. La ?técnica del tiempo fuera? es muy efectiva en estos casos: la persona debe alejarse físicamente de la situación en la que va a surgir el ataque de ira y no puede volver hasta que se haya calmado y sea capaz de encarar la situación de forma relajada”, recomienda la experta. También son de gran ayuda las técnicas de respiración y relajación.
Impulso 4: comer
Las personas que tienden a pegarse atracones de forma descontrolada suelen sufrir estrés o tienen un estado de ánimo bajo. “Aseguran que están nerviosos, tristes, que tienen mucho trabajo, que la pareja les ha dejado, etc. Todas excusas para justificar su comportamiento autodestructivo”, apunta Rodríguez.
Toma el controlCuando tengas el impulso de picar algo, espera unos 10 o 15 minutos. Si incluso así sientes el deseo de comer, siléncialo con frutas, verduras, un chicle o caramelo sin azúcar. Paralelamente, también te vendrá bien aprender alguna técnica de relajación.
Impulso 5: beber
“Por desgracia, no se suele entender el alcohol como lo que es: una droga. No le prestamos el debido respeto a sus nefastos efectos y solemos minimizar sus efectos. Beber está bien visto, el grupo de amigos te induce a beber cuando sales y si no bebes no terminan por entenderte”, comenta Ramírez. “Además, la mayoría de los bebedores compulsivos le atribuyen un poder casi curativo a la bebida, creen que les ayudará a solucionar sus problemas de alguna forma o que, por lo menos, aliviará sus preocupaciones”, añade.
Toma el controlRepítete a ti mismo: el alcohol no llena ningún vacío emocional ni ayuda a olvidar. “Es más, es un depresor del sistema nervioso central, con lo que beber aumenta la probabilidad de caer en un estado anímico adverso. Después de beber, se incrementan esas emociones negativas y a ellas se añaden el sentimiento de culpa por haber incurrido en esa conducta”, zanja Zoraida Rodríguez.

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